Alergia Leche: Viajando al extranjero

Como estamos en período vacacional, creo que podríamos hablar de las experiencias de salir al extranjero con un hijo alérgico a la proteína de leche de vaca. Dejadme que me lo tome con un poco de humor, aunque sé que cuando está en juego la salud de un hijo todo toma un carácter de seriedad.

Cuando el niño se alimenta de botes de leche hidrolizada, se plantea la cuestión de cómo subir a un avión con semejante cargamento de polvo blanco... todo altamente sospechoso. Si salimos dos semanas, pueden ser unos 6 botes... prácticamente llevar una maleta sólo con botes de leche apta para alérgico a la leche de vaca. Si a eso le sumamos los cereales para echar al biberón (colada), creo que superamos con creces el peso máximo permitido por persona.

Lo peor no es ser acusado de pasar sustancias ilegales, sino que te obliguen a probar el biberón de leche hidrolizada. ¡Sí! La última moda en los aeropuertos es que puedes subir comida de bebé al avión pero te "invitan" a probarla. Me sorprende que mi hijo alérgico se tome el biberón con ganas. Yo sólo oler el biberón cuando lo preparo me dan arcadas... no quiero ni pensar cuando el policía del aeropuerto me obligue a tomarlo... me detendrían por espectáculo en vía pública.

Es indispensable que vuestro pediatra os redacte un escrito detallando que el niño es alérgico a la proteína de leche de vaca y que precisa de una alimentación especial con leche hidrolizada.

Cuando tuve en mis manos el informe lo miré incrédula: mi pediatra me redactó un largo párrafo explicándolo todo pero en castellano... pensé, esto lo entrego yo en un hospital en Londres y me parece que así de primeras les servirá de poco. Si se pide un informe médico para viajar al extranjero, ¿no debería de estar escrito al menos en inglés?. Digo yo que estaría bien que hubiera un formulario estándar para que el médico señalase las alergias alimentarias en varios idiomas.

Si el niño es más mayor, la alimentación se complica si sales fuera del país. Tus marcas de alimentación de confianza ya no están y si a eso le sumas que todo está en otro idioma, las cosas parecen complicarse notablemente. Afortunadamente, al menos en Europa, se ha puesto de moda la comida "natural" sin conservantes ni colorantes, "ecológica", así que basta acercarse en el supermercado a esa sección para encontrar muchos alimentos aptos para el niño... otro asunto es el precio, más que caros, pero eso ya es algo a lo que los padres de niño alérgico estamos acostumbrados también en España.

Aún así una opción muy útil, si el niño no es muy mayor, son los potitos (no sé como se llaman en sudamérica pero son preparados de puré en botes de cristal). Lo mejor es comprarlos aptos para el bebé y llevar muchos en la maleta... seguro que nos sacan de más de un apuro. Calculad otra maleta llena de potitos.

A lo mejor me acusais de malísima madre, pero personalmente si salgo dos semanas fuera de mi país, creo que no es el momento de pensar en realizar una comida sana y equilibrada. Quiero decir, que si tenemos que tomar varios días lo mismo (por asegurarnos que está exento de lácteos) pues no creo que pase nada... a fin de cuentas son sólo 15 días al año.

Os animo a todos a salir fuera en vacaciones, sea donde sea. Creo que es muy útil para olvidar un poco la enfermedad alérgica. Cambiar de aires es bueno para no obsesionarse con los problemas. Supone un esfuerzo para todos encontrar una alimentación apta para nuestro hijo alérgico pero merece la pena.

Bueno, me dejo ya de bromear y os recuerdo lo que os será de más utilidad: Es básico que vuestro médico os redacte el informe detallando la alergia y si precisais llevar algún medicamento. Existen además tarjetas de viaje que podeis llevar: son útiles porque escoges las alergias y el idioma que necesites y se generan automáticamente. Están aquí. Buen viaje y buenas vacaciones.

Crecimiento en niños con Alergia Leche

¿Cómo crecen los lactantes diagnosticados de alergia a proteínas de leche de vaca? - Es una pregunta que me hago a menudo. Como madre que soy, me preocupa el crecimiento de mi hijo alérgico y en concreto, las aportaciones de calcio de las que se ve privado por su dieta exenta de lácteos.

He encontrado sobre este asunto, una interesante investigación realizada por L. Oliveros Leal, R. Torres Peral, C. Luna Paredes, A. Martínez-Gimeno, José Manuel Moreno Villares, recogida en Anales españoles de pediatría: Publicación oficial de la Asociación Española de Pediatría (AEP), ISSN 1695-4033, Vol. 64, Nº. 3, 2006, págs. 244-247.

El objeto del estudio fue evaluar el crecimiento de lactantes diagnosticados con APLV a las edades de 1 y 2 años. Señalan que algunos estudios anteriores habían demostrado la disminución del crecimiento de estos niños.

La muestra la componían 141 niños (71 niños y 70 niñas) diagnosticados de APLV en el periodo 2000-2001. Un total de 67 niños (47%) presentaron dermatitis atópica y 36 (25%) sibilancias. El 27 % tuvo alergia a otros alimentos además de la leche. Sólo el 21% de los niños habían superado la APLV a los 2 años de edad, de los que el 37% lo hicieron en el primer año.

Las conclusiones del estudio sobre el estado nutricional de los niños son positivas: Los niños con APLV que toman una fórmula de sustitución (hidrolizado) tienen, a los 2 años de edad, un desarrollo similar al de la población sana, aunque se apreció una tendencia a mejor percentil de talla que de peso. Es decir, podemos considerar que tanto los datos de talla como peso son similares a los de niños sin esta patología, si bien tienden a ser niños más delgados en general.

Lo de la talla me tranquiliza y lo del peso pues es algo que vivo con mi propio hijo. Se habla mucho de que los niños con APLV son malos comedores, que en general tienen poco apetito. Lo cierto es que cada niño es diferente y los hay que comen muy bien. En mi caso, come fatal, pero no sé si se debe a su dieta especial.

Otro tema es que lo que comen, en general, es mucho más saludable que una dieta estándar: evitar productos manufacturados hace que la dieta sea menos calórica, por lo que el peso pudiera ser menor a la media.

El estudio señala además que el estado nutricional del niño con APLV se ve afectado significativamente en el caso de multialergia alimentaria y presencia de dermatitis o sibilancias, frente a aquellos que sólo tienen APLV.

Fuente | Dialnet aquí
Foto |  Gustavo R. Rezende

El largo camino hasta el diagnóstico de Alergia Leche (APLV)

                                  
Hoy os hablo del proceso que seguí hasta conseguir un diagnóstico de Alergia a las proteínas de Leche de vaca para mi bebé. Sé que hay casos muy problemáticos, con confusión en el diagnóstico. Mi caso no fue especialmente difícil, pero lo cuento para que sirva de experiencia a otras personas.

Mi bebé se alimentó de leche materna desde su nacimiento. Sin embargo tuvo dos aportes puntuales de leche artificial o leche de fórmula.

Nació por cesárea, así que estuvo sus primeras horas de vida alimentado con leche artificial. Su “primer” biberón fue en el Hospital.

Su “segundo” biberón fue como consecuencia de una intervención mía en el dentista que, debido a la anestesia local, me llevó a abandonar la lactancia un fin de semana y a sustituirla por biberones de leche artificial. Tenía 3 meses de edad y los tomó sin problemas. Después continué con lactancia materna exclusiva.

Creo que ahí se produjo la sensibilización a la leche. Como hemos comentado en otra ocasión, la alergia se desarrolla con el tiempo: no es inmediata.

Entonces desconocía el factor de riesgo que supone dar de forma esporádica biberones de leche artificial en lactantes alimentados con leche materna.

Tampoco sabía que si los dos padres tienen antecedentes alérgicos, las probabilidades de que su hijo desarrolle algún tipo de alergia suben al 70%.

No sé si mi hijo hubiese desarrollado de todas formas una alergia a la leche aunque hubiera mantenido una estricta lactancia materna, sin aportes artificiales.

Estos pensamientos forman parte de los sentimientos de culpa que en ocasiones invaden a los padres de niños alérgicos y ayudan a entender el impacto que supone para la familia este padecimiento. Lo cierto es que realicé un comportamiento de “riesgo”, considerando además nuestros antecedentes alérgicos.

Entonces el bebé comenzó a realizar fuertes reflujos gástricos después de cada toma de leche materna. El pediatra me habló de que era normal que los lactantes tuvieran reflujos. No sabía yo entonces que uno de los síntomas de alergia PLV es el reflujo, incluso en lactantes con leche materna. Las proteínas de la leche de vaca llegan al bebé a través de la alimentación de la madre que lo pasa a su leche, como vimos en lactancia materna con APLV.

El niño comenzó la guardería y yo llevaba la leche materna extraída para que se la dieran. Con el tiempo, las cuidadoras me hablaban de la necesidad de llevar cada vez más cantidad. Trabajar y extraerse la leche es una actividad complicada, aunque con organización es perfectamente compatible. Sin embargo, les indiqué en la guardería que si se quedaba el bebé con hambre, le dieran un biberón.

Con 5 meses le dieron su “tercer” biberón y tuvo su primera reacción visible en la guardería. Cuando llegué estaba totalmente rojo, con la cara completamente inflamada. La cuidadora me dijo que era del llanto que tenía porque no quería la tetina del biberón, acostumbrado a la lactancia materna. A las dos horas, vomitó todo el biberón.

Lo comenté en su guardería y me dijeron que podría ser algún tipo de intolerancia. Lo hablé con mi familia preocupada y todos insistieron en que le habría sentado mal el biberón.

Continué con la lactancia materna exclusiva, intentando olvidar el incidente. Los reflujos continuaban. Entonces no sabía que cuanto más precoz sea la detención de la alergia a la leche, más rápido se obtiene tolerancia al alérgeno. Esconderme ante el problema, sin hacerle frente, fue un error.

Cuando cumplió 1 año, decidí abandonar la lactancia materna y pasar a la artificial. Con su “cuarto” biberón otra vez se le puso la cara completamente roja. Ya no había excusas, estaba claro que el niño tenía un problema.

El pediatra (privado) realizó al niño las pruebas sanguíneas que confirmaban su alergia a la leche de vaca. Como no sabía el tiempo que tardaría todo el proceso, continué con lactancia materna. Fui yo la que tuve que preguntarle qué hacía con mi dieta, sospechando que tendría que ser también exenta de lácteos. También tuve que preguntarle si yo tenía que tomar algún complemento de calcio mientras amamantaba.

Me derivó a mi pediatra de la sanidad pública, porque para recibir la subvención de leche de fórmula adaptada es preciso seguir el tratamiento a través de la Seguridad Social.

En mi caso el diagnóstico de alergia PLV, aunque dilatado en el tiempo (con el problema que eso ocasiona), fue concluyente. Hay padres que pasan por varios especialistas médicos hasta encontrar respuestas, en un largo y difícil camino. Siempre hay que reclamar una atención médica y recursos adecuados para nuestros niños.

Nota: Agradecería que me contarais vuestra propia historia para reflejarla en el blog, de forma anónima, para que pueda servir de ayuda a otras personas.

Foto: Tom Brough
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...