Es lo que yo denomino efecto “Peor el remedio que la enfermedad” en padres de niños con alergia alimentaria. Es un refrán español que viene a decir que uno intenta hacer algo para mejorar una enfermedad y al final lo empeora.
Os pongo un ejemplo: Madre que da lactancia materna a un bebe alérgico a las proteínas de leche de vaca y que decide, para paliar su dieta exenta de leche, tomar leche de soja y pescado con mucho calcio. Consecuencias: El bebé además de a la leche, se sensibiliza a la soja y al pescado y se hace alérgico a más alimentos.
Os comento esto con todas las precauciones, teniendo en cuenta que cada caso de niño alérgico es completamente distinto. Quiero decir que, como padres, es normal que intentemos paliar en lo posible los efectos en la dieta de un niño alérgico a la leche. Pero ocurre, en ocasiones, que al final empeoramos todo.
De todas formas, hace tiempo que abandoné mi sentido de Culpabilidad ante la alergia de mi hijo (ya sabéis: hice esto mal y esto otro y no debería haberlo hecho y si hubiera sabido... el mundo de los “y si...”). Ahora me centro en el tema de la Aceptación de la alergia en el sentido de que es un hecho que existe la alergia y que hay que afrontarla. Lo que no quiere decir que efectivamente existan Factores de riesgo que debemos evitar pero.... ¿El alérgico nace o se hace?
Esta pregunta es mi quebradero de cabeza: ¿la alergia puede evitarse?. Hay médicos que están convencidos que al nacer el bebé ya está predispuesto a sufrir una alergia y que, independientemente de lo que hagamos, acabará apareciendo.
Otros médicos piensan que el alérgico se hace y que hay que evitar todas las situaciones de riesgo que lo propicien.
No lo sé. Soy una simple madre y cuando pienso en estas cosas la cabeza me empieza a estallar, por lo que os digo: situaciones de riesgo que debería haber evitado... otra vez la culpabilidad.
A lo que iba hoy: a contar mi “batallita” sobre cómo “empeorar” una situación. Resulta que mi hijo, cuando cumplió los dos años y nos dejaron de subvencionar la leche de fórmula especial, recurrimos a la leche de avena como “sustituto” (nunca a nivel nutricional como sustituta de la leche de vaca, sino a nivel funcional: necesito algo líquido para ponerle a los cereales del desayuno).
Así estuvimos, consumiendo leche de avena a diario hasta el día en que superó su alergia a la leche de vaca y nos obligaron a dar leche de vaca a diario (ya sabeis que es obligatorio para mantener la tolerancia). Olvidamos la leche de avena e... increiblemente desapareció su dermatitis atópica.
Ante tal hecho increible de desaparecer la dermatitis, pensé en todo tipo de causas: 1) Ya se ha hecho más mayor y lo ha superado, 2) Ya ha funcionado el gel de baño de sólo glicerina y lo ha superado, 3) No tengo ni idea pero lo ha superado.
Entonces leo en la SEICAP lo siguiente:
"La alergia frente a la avena debe tenerse en cuenta en niños con dermatitis atópica rebelde. La avena se usa muy a menudo en jabones y cremas para la dermatitis atópica. Generalmente es bien tolerada, pero se debe valorar en niños con dermatitis atópica severa, ya que si le tienen alergia, no sólo no les mejorará, sino que puede empeorar sus síntomas."Me quedo perpleja: Pudiera ser (otra vez el “y si...”) que la leche de avena, con la que sustituí la leche de vaca, hubiese empeorado su dermatitis, sensibilizándole a la avena por tomarla en grandes cantidades.
Obviamente es algo que nunca sabré. Si voy al pediatra y le digo que me haga las pruebas de alergia a la avena por superar una dermatitis me tomará por loca. Con la dermatitis curiosamente se muestran bastante reacios a realizar pruebas de alergia, pese a que es evidente que puede tener un componente alimentario. En fin, que me quedará la duda si fue la avena o no la razón de la continuidad de la dermatitis.
Una cosa está clara: No podemos controlarlo todo. Cualquier alimento (hasta la manzana o el arroz que son hipoalérgenicos) son susceptibles de provocar alergias. Somos potencialmente alérgicos a las proteinas, así que todo lo que tenga proteínas puede ocasionar problemas.
Ante esta situación creo que lo mejor es tomárselo, en la medida de lo posible, con optimismo. Cada minuto de nuestra vida es único y debemos aceptar lo que no podemos cambiar.
Imagen | Lemonade